Expedición de Nicanor (1 Mac 7)
141Pasados tres años, llegó a los de Judas la noticia de que Demetrio Seléucida había penetrado en el puerto de Trípoli con una flota y un gran ejército, 2había matado a Antíoco y a su preceptor, Lisias, y se había apoderado del país.
3Un tal Alcimo, que anteriormente había sido sumo sacerdote y que durante la secesión se había contaminado voluntariamente, pensando que ya no tenía salida alguna, ni podría ya subir al sagrado altar, 4fue a entrevistarse con el rey Demetrio el año ciento cincuenta y uno, llevando una corona de oro y una palma, además de los acostumbrados ramos del templo. Aquel día no pidió nada; 5pero aprovechando una buena oportunidad para su insensatez, cuando Demetrio lo llamó al Consejo y le preguntó en qué disposición de ánimo y en qué plan estaban los judíos, respondió:
6-Los judíos llamados leales, capitaneados por Judas Macabeo, fomentan la guerra y promueven rebeliones y así no dejan que el Imperio disfrute de estabilidad. 7Debido a eso, viéndome despojado de mi dignidad hereditaria -quiero decir, del sumo sacerdocio-, me presento aquí ahora, interesado sinceramente, 8en primer lugar por los derechos del rey, y en segundo lugar mirando por el bien de mis conciudadanos; pues por la falta de cabeza de los que antes mencioné todo nuestro pueblo está sufriendo muchísimo. 9Tú, rey, infórmate de todo esto en detalle, y según tu bondad comprensiva con todos vela sobre el país y sobre nuestra raza, cercada por todas partes; 10porque mientras viva Judas será imposible que el Estado disfrute de paz.
11Después de hablar así, los otros Grandes del Reino, hostiles a Judas en todo, empezaron enseguida a calentar a Demetrio.
12Inmediatamente eligió a Nicanor, que era jefe de la sección de elefantes; lo nombró gobernador de Judá 13y lo envió con órdenes de aniquilar a Judas, dispersar a sus partidarios e imponer a Alcimo como sumo sacerdote del augusto templo.
14Por su parte, los paganos de Judá que habían escapado de Judas se agregaron en tropel a Nicanor, pensando que los infortunios y desgracias de los judíos iban a ser su prosperidad.
15Al enterarse los judíos de la expedición de Nicanor y la agresión de los paganos, echándose tierra encima rezaban al que había constituido a su pueblo para siempre y siempre ayudaba manifiestamente a su porción.
16A una orden del jefe, salieron en seguida de allí y llegaron a las manos junto a la aldea de Desau. 17Simón, el hermano de Judas, había trabado combate con Nicanor, pero por la llegada repentina del enemigo sufrió un revés momentáneo; 18sin embargo, Nicanor no se atrevía a resolver la batalla a base de sangre, porque estaba enterado del valor de las tropas de Judas y de su coraje en la lucha por la patria. 19Por eso envió a Posidonio, Teódoto y Matatías para negociar la paz.
20Después de una larga deliberación sobre las condiciones, el jefe se las comunicó a la tropa, y todos estuvieron de acuerdo con el tratado de paz. 21Fijaron una fecha para una entrevista privada de los jefes, en un sitio determinado. De ambos bandos se adelantó un vehículo; colocaron asientos.
22Judas había apostado gente armada en sitios estratégicos, dispuesta a intervenir si los enemigos les jugaban de repente una mala partida. La entrevista se desarrolló normalmente.
23Nicanor se detuvo en Jerusalén, y se portó con toda corrección, y hasta licenció a las tropas que se le habían agregado en masa. 24Tenía a Judas continuamente a su lado, y sentía por él un sincero afecto. 25Le aconsejó casarse y fundar una familia. Judas se casó, vivió feliz, como un ciudadano ordinario.
26Pero Alcimo, al ver la amistad que tenían, se fue a Demetrio con una copia del pacto que habían firmado, y le dijo que Nicanor tenía ideas contrarias a la política del Gobierno, pues había nombrado sucesor suyo a Judas, el conspirador contra el Imperio.
27El rey, enfurecido e irritado con las acusaciones de aquel perfecto canalla escribió a Nicanor, diciéndole que estaba disgustado por lo del pacto, ordenándole que arrestara al Macabeo y se lo enviara rápidamente a Antioquía.
28Cuando Nicanor recibió aquella carta quedó abatido, con un gran disgusto por tener que anular el pacto sin que aquel hombre hubiera cometido ninguna injusticia. 29Pero como no se podía contradecir al rey, aguardaba la ocasión de cumplir la orden mediante una estratagema.
30Por su parte, el Macabeo observó que Nicanor lo trataba con cierta frialdad y que las relaciones normales se habían puesto difíciles. Pensando que aquella frialdad no presagiaba nada bueno, reunión a muchos de los suyos y se le escapó a Nicanor ocultamente.
31Nicanor vio que aquel hombre lo había ganado limpiamente en la maniobra; se presentó en el augusto y santo templo mientras los sacerdotes ofrecían los sacrificios rituales, y les ordenó que le entregaran aquel hombre. 32Ellos le dijeron y le juraron que no sabían dónde podría estar el que buscaba. 33Entonces él extendió la mano derecha hacia el santuario y juró así:
-Si no me entregáis preso a Judas, arrasaré este santuario de Dios, derribaré el altar y levantaré aquí un templo magnífico en honor de Baco.
34Dicho esto se fue. Y los sacerdotes elevaron las manos hacia el cielo, invocando así al que siempre había luchado por nuestro pueblo:
35Tú, Señor, que no necesitas nada en el mundo, quisiste que estuviera entre nosotros el templo donde resides. 36Pues bien, Señor santísimo, guarda sin mancha eternamente esta casa recién purificada.
37Denunciaron ante Nicanor a un tal Razis, del Senado de Jerusalén, un hombre que amaba a sus conciudadanos, muy estimado, y al que llamaban por su bondad <<padre de los judíos>>. 38Al principio de la secesión había sido acusado de practicar el judaísmo, y se había entregado al judaísmo en alma y cuerpo, sin reserva.
39Nicanor quería mostrar su malevolencia respecto a los judíos, y envió más de quinientos soldados para arrestarlo, 40pensando que con eso asestaba un duro golpe a los judíos.
41Cuando los soldados estaban a punto de apoderarse de la torre y querían forzar la puerta del atrio, se les ordenó prender fuego e incendiar las puertas. Entonces Razis, acorralado, se clavó la espada, 42prefiriendo morir noblemente antes de caer bajo las garras de aquellos criminales y tener que sufrir ultrajes indignos de su nobleza. 43Pero en la precipitación de la lucha no acertó con el golpe, y las tropas entraban ya puertas adentro. Entonces corrió valientemente hacia la muralla y se tiró abajo sobre los soldados, como un héroe. 44Los soldados retrocedieron inmediatamente, dejando un espacio libre, y allí cayó, en medio del espacio vacío. 45Todavía respiraba. Se levantó enardecido; arrojando sangre a chorros, herido gravemente, corrió por entre las tropas, se encaramó a una peña 46y ya completamente exangüe se arrancó los intestinos, los agarró con las dos manos y se los tiró a las tropas; suplicó al Dueño de la vida y del espíritu que se los devolviera de nuevo, y así murió.
Explicación.
14-15 Con el episodio de Nicanor, el autor recobra el gusto de narrar con viveza y dramatismo. Quiere concluir su libro con una narración que haga eco a la de Heliodoro, marcando en la semejanza la diferencia: el desenlace de Heliodoro da paso a la desgracia; el de Nicanor confirma la estabilidad final y feliz.
Encontramos en el espacio de dos capítulos la intriga, la rivalidad, el cambio de ánimo y de situación, encuentros y emboscadas, la escena teatral y gesticulante, el diálogo de frases lapidarias contrapuestas; la teofanía de jinetes áureos está sustituida por un sueño apacible e inspirador.
La narración se concentra en pocos personajes, a través de los cuales sucede la colisión gigantesca de dos reinos.
Los personajes son dos paganos, Antíoco y Nicanor, y dos judíos, Alcimo y Judas. Se puede añadir el personaje de Razis. Sus relaciones se entrecruzan: porque Alcimo traiciona a los suyos, mientras Nicanor, por un momento, se vuelve leal a Judas (no traidor a Antíoco). Este cruce de lealtades da interés a la trama.
Los dos reinos que chocan son el imperio humano de los griegos y el reino en la tierra de Dios, la teocracia judía. El reino pagano tiene un rey, un general; es perverso, desleal con los hombres, soberbio frente a Dios. Es agresor contra el pueblo y el templo, y en su agresión soberbia provoca la respuesta del cielo. Ese reino humano puede seducir a algún judío, que se convierte en apóstata y deja de pertenecer a la teocracia.
El reino judío está formado por los leales al pueblo y a la Ley; está unido en la oración con sus muertos, que interceden por los vivos y los animan. Cierran las filas en torno al templo y al jefe. Pero su verdadero señor es Dios, que reina en medio de ellos, los protege y derrota al enemigo. Los sucesos trascienden su apariencia histórica.
El enemigo muere y entrega sus miembros a los pájaros, al escarmiento público; el judío muere y entrega sus miembros a Dios para recobrarlos en la nueva vida.
Hay que comparar esta narración con la correspondiente de 1 Mac 7, para apreciar los cambios intencionados de nuestro autor.
14,1 Cambio de dinastía en Siria. Continúa en su puesto Judas Macabeo.
14,3 En 1 Mc Alcimo aparece como sumo sacerdote, reconocido por los judíos. Aquí aparece voluntariamente contaminado y, por tanto incapaz de funciones sagradas. Es fácil comprender que es un representante del partido colaboracionista, y por eso denuncia a Judas como jefe de un partido, los Leales (o asideos o hasidim). Nuestro autor no reconoce la existencia de los dos partidos y por eso no menciona los seguidores de Alcimo, como lo hace 1 Mac.
14,4 Los dones que ofrece el rey proceden del tesoro del templo, lo cual prueba que tenía acceso al lugar sagrado y podía disponer de sus bienes. Esos ramos "acostumbrados" era un modo de tributo; nuestro autor no puede reconocer que el templo fuera tributario.
14,5 Insensatez era aspirar a ejercer el sumo sacerdocio después de haberse contaminado. También es insensatez el discurso que va a pronunciar ante el rey.
14,6 El nombre es histórico. Los hasidim se dieron ese nombre probablemente como profesión de lealtad a la alianza. Se sumaron a la rebelión de los Macabeos y llegaron a dominar. Parece ser que pronto se desmembraron del movimiento los esenios y los fariseos.
14,8 El razonamiento -para el autor, insensato- representa bastante bien la actitud del partido colaboracionista: su deseo de paz con el soberano, su afán por el bien del pueblo judío, tal como ellos lo entienden, su juicio de los rebeldes como gente sin cabeza.
14,9 Prácticamente apela al rey como a salvador de los judíos asediados. El título añadido al nombre del rey era Soter.
14,10 Las últimas palabras subrayan la alternativa no de partidos, sino de personas.
14,11 Se supone que en la corte real no hay ningún partidario de Judas. Es como una conjuración unánime contra el Macabeo, que al mismo tiempo exalta su figura e importancia.
14,13 "Partidarios" se toma aquí en sentido militar en la mente del autor, la cual se hace oír también en el adjetivo "augusto". Para el enemigo, "los partidarios" son realmente un partido limitado.
14,14 También la designación "paganos" responde a la visión del autor. Se refiere a colonos extranjeros establecidos en Judea (nunca menciona la ciudadela dotada de guarnición extranjera). Los paganos no convertidos no tienen puesto en la teocracia, por eso han huido al asumir el poder Judas. Entre estos paganos se podían encontrar los pueblos vecinos, ansiosos de expansión, como en otros tiempos, a costa de Judea.
14,15 En la oración se expresa muy bien el carácter definitivo de la elección del pueblo y el carácter patente (met´epiphaneias) de la intervención divina a lo largo de la historia. Es seguro que lo mismo sucederá en el peligro presente. Hay ecos de salmos en este resumen, por ejemplo, 68,10; 94,14.
14,16 Si este Desau griego corresponde al hebreo Adasá, el encuentro sucedió a unos ocho kilómetros al norte de Jerusalén. Esta penetración puede explicar el desconcierto improviso de Simón.
14,17 Pero los reveses judíos ahora son pasajeros, no tienen consecuencias y nunca los sufre Judas. A éste le basta su fama para imponerse al enemigo.
14,21-24 La paz se firma solemnemente y a la paz sigue la amistad de los dos jefes.
14,25 Este verso suena a final dichoso de una historia, en la que Judas fuera el protagonista. Abandona la vida militar y comienza una vida de familia mezclado a los demás. Hay que notar los tres verbos finales como síntesis.
Pero Judas no es el verdadero protagonista; está al servicio de la teocracia y todavía le queda una batalla por pelear. Por eso la historia recomienza con renovado interés narrativo. Porque Alcimo sigue fiel a su papel de traidor y Nicanor sigue perteneciendo al pueblo agresor, está al servicio del enemigo, a pesar de sus buenos sentimientos.
14,26 "Sucesor": si se toma en sentido técnico, equivale al título de candidato, al título de grande del reino, con un puesto preciso en el escalafón. Esto sería conferir a Judas un puesto entre los funcionarios imperiales. En sentido ordinario puede significar sucesor como gobernador del territorio.
Alcimo presenta a Judas no sólo como rebelde, sino como capaz de atraer a su rebeldía a los generales más insignes del Imperio. Un individuo en extremo peligroso.
14,27 La orden del rey enfrenta a Nicanor con una alternativa ineludible: o romper con el nuevo amigo y sellar la ruptura entregándolo, o incurrir en las iras del rey, perdiendo el cargo y la vida. Judas prisionero será el precio de la reconciliación.
14,28-29 El pagano, atraído un momento por la nobleza de Judas, no puede resistir las órdenes de su soberano terrestre. Aunque estas órdenes sean manifiestamente injustas. Es parte del juego de los imperios paganos, que no poseen la Ley del Señor.
14,31 Aquí comienza el despacho de Nicanor, de donde pasará a la cólera, a las amenazas. Buscando a Judas tiene que enfrentarse con el templo: su deslealtad se convierte en sacrilegio. El Dios de ese templo queda emplazado.
14,33 "Magnífico" es en griego epiphanes, el título de Antíoco IV. Sobre el culto a Baco, véase 6,7: la resonancia es significativa, los tiempos han cambiado, aunque los paganos no hayan cambiado.
14,35 Véase la oración de Salomón (1 Re 9,3).
14,36 Como fondo de esta súplica resumida puede leerse el salmo 74.
14,37 En este momento del desafío en torno al templo, el autor interrumpe la narración para dar cabida a un episodio que considera impresionante.
14,37-46 Razis es la figura opuesta a Alcimo: no se ha helenizado, ha sido fiel al "judaísmo" con peligro de la vida. Razis representa el honor del pueblo, es un padre de la patria demás de ser un senador; un golpe a su persona es un golpe asestado al pueblo judío. Razis es en estos momentos como un nuevo mártir por mano propia: muere profesando la fe en la inmortalidad; con su muerte gana el premio para sí y la protección para sus conciudadanos, y deja un ejemplo de fidelidad hasta la muerte. Razis podía ser invocado como patrono de los futuros zelotas, partidarios de la lucha armada, dispuestos a morir antes que rendirse.
El autor lo presenta como modelo: en la teocracia se pude morir con honor y recobrar una vida mejor. No está claro si en este caso se plantea el autor la hipótesis extrema o hace una afirmación confiada. La hipótesis extrema sonaría: aunque todo el pueblo judío tuviera que morir como Razis, antes de entregar su honor, Dios le devolvería la vida. Visión escatológica. La afirmación confiada sonaría: nunca le faltarán al pueblo judío representantes dispuestos a morir para salvar el honor y la vida de los demás. En la dinámica narrativa encaja mejor la segunda interpretación.
14,41 No queda claro el escenario. Quizá se trate de una sección más elevada de su casa, en la que se refugia el hombre perseguido. Las llamas sirven para cerrarle toda salida, no para abrasarlo; los soldados quieren cogerlo vivo.
14,42-43 El autor va comentando con adverbios: noblemente, valientemente, como un héroe. Toda la escena resulta, más que dramática, teatral. En ella culmina el estilo del autor.